Quién se acuerda de aquellos trastos viejos que están escondidos en cualquier trastero, almacén olvidado o decorando supuestos espacios estéticos. Sin embargo a lo largo de siglos fueron elementos cotidianos. Es posible que el ritmo frenético de esta vida nuestra nos "obliga" a arrinconar y descartar lo que no hace mucho tiempo era una codiciada necesidad. ¡No perdamos nunca la memoria ni la historia!
jueves, 20 de mayo de 2010
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