Las sombras ocupan el espacio ausente cuando la luz se va. Sin embargo cuando somos capaces de pararnos y mirar detenidamente las alegres luces de colores aparecen formas y figuras inesperadas
Lejos de la monótona ciudad, de sus idas, sus venidas, sus prisas para no llegar a ninguna parte, o simplemente llegar al mismo lugar, lejos de todo ello nos sorprende la quietud de lo "añejo", de la ruina sólida que se perfina ante el horizonte.